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MEZCLAS SORPRENDENTES

“El café nunca se imaginó que podría tener un sabor suave y dulce, hasta que conoció la leche y el azúcar”.

PHOTO: LIBRE DE DERECHOS

Hay personas con sabor a café, son esas personas que te dan un empuje extra de energía, de conocimientos, de química; sabes que después de ese contacto nada será igual.

En la vida, cuando nos rodeamos de personas adecuadas, nos volvemos mejores porque aportan a nuestra existencia, a veces solo somos amargos porque se nos olvidó vivir y ser un poco más suaves.

Cuando nos rodeamos de gente positiva que nos “endulza” podemos compartir ese entusiasmo por la vida y esa alegría de crear.

PHOTO: blog.oncosalud.pe

Rodearnos de personas así es fundamental para conseguirlo. Está demostrado que el entusiasmo y el optimismo se contagian y se produce un efecto motivador a diferentes niveles.

Las personas positivas se enfocan en lo positivo de los demás.

Definitivamente, tener bienestar en nuestra vida depende en gran parte de la actitud con la que afrontemos las distintas situaciones que se nos presenten. No es posible permanecer cada minuto con una sonrisa en el rostro, pero sí podemos mantenernos actitud positiva hasta en las peores circunstancias.

PHOTO: Pixabay

Rodéate de personas positivas que creen en tus sueños, alientan tus ideas, apoyan tus ambiciones y sacan lo mejor de ti. Roy Bennett.

Así como en la vida en el mundo del café existen mezclas, que pueden parecer poco comunes pero al final, son un deleite a los sentidos. Por ejemplo mezclar el amargo café con un fuerte licor, para disfrutar de los placeres de la vida.

Por ejemplo el Carajillo, es una mezcla sorprendente, su sabor cremoso a una buena temperatura con hielos, da una sensación reconfortante que no cae para nada pesada al estómago. Y es como algunos placeres contrastantes de la vida: El frío y el calor; el reposo y la acción.

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El hombre es un auriga que conduce un carro tirado por dos briosos caballos: el placer y el deber. El arte del auriga consiste en templar la fogosidad del corcel negro (placer) y acompasarlo con el blanco (deber) para correr sin perder el equilibrio. Platón

 

 

 

 

 

LA VIDA ES COMO UNA TAZA DE CAFÉ

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